Estas navidades no
han sido demasiado buenas para mis rizomas de lúpulo. Después de haber realizado
la cosecha trasplanté las raíces de las tres plantas de lúpulo que tenia
sembradas a otro lugar del huerto. Las ubique en un nuevo lugar donde molestaran
menos y que pudieran pasar allí el invierno tranquilamente. Señalizadas
debidamente para evitar que se perdieran, que se labrara la tierra por
encima o que se confundieran unas con otras las coloque en un lado del huerto
esperando a que el próximo año resurgieran y dieran una cosecha
mejor.
Sin embargo, mis
esperanzas se han visto truncadas. Días antes de estas pasadas fechas navideñas,
mi padre me había dicho que se había encontrado algunas raíces desenterradas por
jabalís y que estos también habían desenterrado algunas cebollas. Parece ser que
estos días estaban falto de alimento y que se habían acercado a los huertos de
la zona en busca de restos alimento que quedara de la cosecha de este verano o
de la nueva siembra. Parecía que las raíces habían tenido una tregua por parte
de estos nuevos inquilinos ya que no habían vuelto a tocar las raíces, sin
embargo las cebollas no tuvieron la misma suerte y sufrieron un expolio que
mermara la cosecha en buena medida. Pero como casi siempre, no todo acaba bien y
estos jabalís apandeadores volvieron a hacer acto de presencia en mi
nanoplantación de lúpulo atacando a la que la fecha había sido la planta mas
fructífera de todas y la que mas y mejor producción había dado. Se habían
zampado el rizoma de cascade.
Cuando llegué al
huerto y después de cambiarme y descargar el material para labrar y preparar un
poco el material para este invierno, me acerque a la zona donde están plantados
los lúpulos. Con asombro e ingenuidad veía desde lejos la tierra blanca por la
escarcha y algo que se asemejaba a un orificio en la tierra. A medida que me
acercaba veía con mas claridad aquel orificio y mis sospechas se iban
confirmando. En efecto había un enorme agujero donde antes estaba plantada mi
planta de cascade. Rebusque entre el montos de tierra que había al rededor por
si estuvieran las raíces o parte de estas pero lo único que encontré fueron
huellas de este animal.
A día de hoy este
simpático animal habrá digerido y defecado las raíces con lo cual ya se habrán
ido a tomar por culo abonando los campos de estas latitudes que una mierda
lupulada y encebollada. Ahora solo queda proteger mejor los rizomas de fuggles y
centennial (si es que se puede proteger ante un bicho como este) y volver a
empezar con la planta de cascade. Comprar una nueva, plantarla, cuidarla y
esperar...
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