Este año la cosecha de lúpulo ha sido bastante pobre aunque la
“plantación” ha crecido ya que he incorporado nuevas variedades.
Ya sobre abril mayo plante esquejes nuevos de East Kent Golding
(EKG), Cascade y Nugget de los que finalmente solo sobrevivió el
EKG. Los otros esquejes no los planté en buenas condiciones (estaban
algo secos) y ya entonces se veía que era bastante probable que no
nacieran. Estos esquejes los planté junto al Centennial y Fuggles
que tenia del año anterior.
Al cabo de un par de semanas de plantarlos vi que al lado del
agujero donde plante uno de los rizomas de cascade estaba creciendo
un brote de lúpulo. El brote estaba justo en el borde del agujero
donde plante el esqueje y me pareció francamente raro que lo hubiera
plantado tan mal. Desterrando con cuidado el esqueje para poder
replantarlo ubicándolo mejor me di cuenta que el esqueje que estaba
brotando no resulto ser el que plante esta temporada si no el que en
invierno me sacaron los jabalíes y que pensé que estos se habían
comido. La sorpresa no se acabó aquí, mientras sacaba este esqueje
observe que al lado había otro brote. Este en medio de dos hoyos,
desubicado de todo sitio y sin razón alguna de ser allí. Parecía
que este brote provenía también de un esqueje del mismo lúpulo de
cascade. Al desterrarlo vi que la raíz era bastante grande y que por
ello debería de corresponder a otro trozo de raíz. El jabalí habíadesterrado el rizoma y lo había partido en dos dejándola
desparramada entre la tierra. No sé si comió algo pero si lo comió
por lo visto no le gusto porque lo dejo por allí.
Después fueron saliendo el resto de rizomas y poco a poco fueron
creciendo y echando las primeras flores. El que más creció fue el
Centennial con una altura de algo más de 2 metros (nada del otro
mundo). Mientras que el Fuggle y los nuevos de Cascade y EKG apenas
llegaron al metro (algunos incluso menos de medio metro). Las semanas
fueron pasando hasta llegado mediados del mes pasado cuando fui a
recoger la “cosecha”. De camino al huerto me encontré con una
batida de jabalíes. Hacía mucho que no veía una. Me dirigí a las
plantas para recoger la cosecha que como ya he dicho fue bien pobre.
Después de recoger las plantas, secarlas y entresacar los lúpulos
el resultado fue un puñadito de apenas 15 gramos de Centennial. Una
paupérrima cosecha que sirve de bien poco, a lo sumo para
enseñarselo a los amigos para los que no saben que es ese
ingrediente de la cerveza llamado lúpulo puedan verlo, tocarlo y
olerlo. El resto de plantas apenas habían dado nada de flor. Las
raíces ahora están enterradas y tapadas con hierba seca esperando
al invierno hasta que pasen los meses de frio para volver a rebrotar.
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